La mezcla entre realidad y ficción siempre ha dado al producto audiovisual un toque especial, pero no por ello ha sido fácil llegar a conseguir el efecto deseado. Tripulante Produce, en cambio, ha sabido explotar al máximo este mal denominado formato.
El juego de claroscuros magníficamente logrado a través de la fotografía logra separar dos mundos que en un principio parecen diferentes, pero que en el relato de esta historia conducida por una gran realización consiguen integrarse a la perfección. Una combinación de diminutos detalles que sacan a la luz el gran potencial del equipo humano que está detrás de este proyecto.
Innerve Human Bomb, un trabajo que sin duda no pasará desapercibido.
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